miércoles, 25 de marzo de 2020

DIARIO DE UN CONFINAMIENTO 2


Han pasado ya casi 15 días de la alarma sanitaria por "Corinavirus".
Según se cuente, estamos en la cumbre del contagio; las que fuimos al 8M nos creemos a salvo, pero eso es solamente una creencia sin base científica, pues muchos son los infectados asintomáticos, otros los falsos positivos y otros más que ni sabe ni contesta, pues no hay certezas médicas, ni pruebas contrastadas, ni nada.
Estamos como estamos... van cayendo amigos, familiares, gente conocida, famosos, unos con mejor suerte que otros...

Lo mejor la OT que llaman ahora a la operación terraza, donde nos encontramos los vecinos aplaudiendo a los sanitarios y a todos los trabajadores que se están jugando su salud, para mantenernos en pie a los demás.

No dejéis de salir, yo he tenido que animar a mis vecinos para que salgan, para que cada vez seamos más y no menos.

También produce asombro encontrar a los profesionales de los medios audiovisuales, de las teles normales, escritores, filósofos, antropólogos, poetas, periodistas, músicos, directores de cine ... en cueros, es decir en sus casas, a puerta abierta con o sin ventanas, sin maquillajes ni atrezzos, para saber que ni todos son tan ricos, ni tienen casas tan estupendas, ni nada, sólo y más que nunca discursos coherentes y eficaces, al final parece que todos somos más o menos, las mismas personas viviendo en el mismo mundo, en el mismo país, donde a veces nos va mejor y otras peor.

Por eso insisto y no pararé de decirlo, que de esto tiene que salir una conciencia colectiva crítica, que diga que esto era ya insostenible, que las relaciones tienen que ser otras, diferentes, ya no sólo en cuanto a respetar las distancias que ahora guardamos tan celosamente, sino también para guardarlas en lo ideológico; donde pienses lo que pienses, respetes al otro, donde no salpiques sandeces y no digas en voz alta, lo que otros no quieran o no quieren escuchar, donde los ruidos, las prisas los empujones, el yo primero no tengan cabida.


Eso en lo más primitivo y a pie de calle, pero también un futuro, donde la importancia del consumo responsable, local y ecológico pase a primer plano. El decrecimiento sea un dogma, el intercambio de bienes, enseres y ropa se imponga, sobre las compras compulsivas y de temporada.

Quería comentar, aunque ya está en las redes de manera insistente, aquellos casos que se están dando de personas que a través de su ventana, eso sí, con las cortinas corridas, hacen de su vida una actividad policial, que se atreven a juzgar a otras, que por necesidad tienen que salir a la calle: abuelos en pareja porqué quizás uno de ellos sea dependiente o tenga algún tipo de demencia, que le impida quedarse sólo en casa y tengan que salir a hacer la compra; madres o padres solos que tienen que sacar a pasear a su perros y con hijas menores que no pueden dejar en casa; padres con hijos autistas que en sus casas se están dando contra las paredes, enfermos mentales que tienen que salir a la calle y pasear sin rumbo por quitarse la inquietud de su enfermedad y de la medicación; en fin multitud de casos, que no podemos juzgar desde la salubridad de nuestras ventanas, para convertirnos en jueces y policías del Estado, justicieros empáticos les llaman, por utilizar eufemismos...


Solo quiero que desde aquí reflexionemos todos, porque algo tiene que cambiar, no caigamos una vez más en la desmemoria que tanto caracteriza a este país, entre todos lo vamos a conseguir,...espero.

María Carrasco
25 de marzo de 2020

1 comentario:

  1. Gracias María:
    El texto me ha emocionado mucho, es como si estuvieses viendo la vida desde tu ventana y nos la contases a tu modo.
    Con ironía, con humor gallego, con pesimismo meditado, con sensibilidad,fijándote en cosas que a muchas nos pasan desapercibidas.
    Y sobre todo llamando a "arrebato" para que todo cambie el día después .

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