martes, 21 de agosto de 2018

Haifaa-Al Mansour e Iram Haq: Dos Maneras de Entender el Cine



MARY SHELLEY (A STORM IN THE STARS) de HAIFAA AL-MANSOUR





EL VIAJE DE NISHA (WHAT WILL PEOPLE SAY) de IRAM HAQ



Las dos películas tienen cosas en común: están dirigidas por mujeres con orígenes en países islámicos, lo que supone una gran noticia en una industria del cine, totalmente occidentalizada y masculinizada. Las protagonistas son adolescentes y mujeres muy jóvenes que se rebelan contra la sociedad en la que viven, pero aquí se acaban las semejanzas.



MARY SHELLEY


Había visto la bicicleta verde (Wadjda), primera película de la saudí Haifaa Al-Mansour, aparentemente una obra pequeña y modesta, pero encantadora; la rodó en su país, a veces de forma clandestina escondida en una furgoneta.

En esta nueva película remonta el vuelo y se atreve con la historia de Mary Shelley, la autora de Frankestein y en mi opinión le ha salido redonda y no tiene nada que envidiar a las grandes películas de época inglesas. Es gótica y romántica sin ser cursi y profunda sin hacerse pesada.

Son magníficos y deslumbrantes los paisajes y los escenarios interiores, muy sugerente la música, buenos los diálogos y excelentes las actrices y actores, sobre todo la protagonista, Elle Fanning.

La directora ha querido ponerse en la piel de Mary Shelley y nos cuenta de forma creíble y elegante su rebeldía contra la puritana sociedad inglesa del siglo XIX. Vemos una mujer que lucha sin descanso contra todas las convenciones sociales, es libre, inteligente, culta, valiente, sensible, apasionada, llena de ganas de vivir, de conocer, de leer y de escribir, de sacar la artista que lleva dentro, una mujer tenaz que no para hasta lograr que se reconozca su obra.

Grandes figuras masculinas de la época: William Godwin (su padre), Shelley (su marido), Lord Byron…, reciben bastantes palos de la directora, seguramente más que merecidos.

Una de las cosas que más me ha gustado, es su relación con dos mujeres: su madre, la famosa filosofa y escritora feminista Mary Wollstonecraft, que murió al nacer ella, a la que siempre tiene presente como ejemplo y como referente en su vida y en su obra y su hermanastra a la que quiere y protege contra viento y marea.



EL VIAJE DE NISHA


Es una película agobiante, oscura y opresiva (nada que ver con el cartel que la anuncia). Trata del secuestro de una adolescente a la que su familia lleva por la fuerza desde Noruega donde viven, a su país de origen, Pakistán, como castigo y para que aprenda cómo tiene que comportarse una buena chica musulmana.

El título original que podríamos traducir por “el qué dirán”, nos recuerda a épocas pasadas en nuestro país en las que el destino de las mujeres era el hogar y la familia y en el que conceptos como el “honor” la “decencia” y las “apariencias” marcaban la vida de niñas y mujeres.

El tema por supuesto es real, muy duro y doloroso, pero creo que la autora cae en el tremendismo, la narración está como deshilvanada, es como si no acabase de encontrar el tono y yo como espectadora no acabo de entender las formas de rebeldía de la niña ni su relación con la familia ni con su grupo de amigxs.

La historia es en gran medida autobiográfica, da la impresión de que aunque ha pasado mucho tiempo, la directora todavía arrastra el rencor y la tristeza (cosa por otra parte muy comprensible). De hecho la película se ha rodado en India porque es incapaz de volver a Pakistán.

El problema es que lo poco que nos muestra de la sociedad noruega es igual de triste, claustrofóbico y deprimente.

Me llama sobre todo la atención el tratamiento tan diferente que da a los hombres y a las mujeres.

Da la impresión de que la película es un intento de comprender, perdonar y de acercarse a la figura del padre, sobre todo en las escenas finales que no guardan ninguna coherencia con el resto de la historia.

Sin embargo todas las mujeres se nos presentan de forma negativa y estereotipada: la amiga totalmente desdibujada, las profesoras del colegio y las trabajadoras de los Servicios Sociales que parecen que no se enteran de nada.

Pero lo peor son las mujeres de su familia y de su entorno paquistaní, empezando por la madre en la que nunca vemos el menor signo de alegría, comprensión o cariño y que sólo usa una voz melosa para tenderle la trampa que facilita el secuestro y el viaje a Pakistán, siguiendo por una tía malvada e interesada, una prima frívola y tontorrona y unas vecinas y parientas que son autenticas arpías.

Hay un tremendo odio hacía estas mujeres que parecen las malas de los cuentos infantiles y a las que describe como adustas, amargadas, reprimidas y represoras, a las que solo importa mantener su estatus social y el qué dirán, mujeres que transmiten la sumisión y el orden patriarcal de generación en generación, poniendo a los hijos varones en un altar y machacando a sus hijas.

Es muy triste la imagen final de la hermana pequeña a la que imaginamos pasando por el mismo calvario que Nisha.

Por eso la película deja un regusto amargo, sin esperanza y la sensación de que no hay más solución que huir de la opresiva casa familiar paquistaní y salir a la intemperie, a las duras y heladas calles de una inhóspita ciudad noruega.

Aunque está claro que la que más me ha gustado es la Mary Shelley, creo que merece la pena ver las dos películas y que se prestan a debates muy interesantes.

Isabel Sánchez


































miércoles, 15 de agosto de 2018

A Vueltas con La Idea del Progreso





¿Seguimos pensando que nuestra civilización avanza de forma lineal hacia un futuro mejor o, quizá, vemos ese futuro con cierta intranquilidad sin confianza en que la idea de progreso sea sostenible?

Dos libros recientes hablan sobre el tema:

En Defensa de la Ilustración de Steven Pinker es un alegato en defensa del progreso. Según Pinker, el desarrollo científico y la globalización son los dos pilares básicos de nuestro avance. Aporta muchos datos sobre la esperanza de vida, la mortalidad infantil, la nutrición... que, según el autor, prueban de manera irrefutable el progreso. Otros datos sobre el efecto de la globalización prueban también, según Pinker, que la accesibilidad de los productos y el espíritu democrático se han extendido por el mundo. En este contexto invoca a los Ilustrados para recordarnos que fueron ellos quienes con su apoyo a la Ciencia sentaron las bases del progreso. 

¿Por qué cree Pinker que es necesario defender la Ilustración ahora? ¿Ve algún peligro? Pinker cree que la ignorancia, la politización partidaria y el pesimismo cultural pueden frenar el desarrollo científico. Por el contrario, defiende que los avances en física, geoingeniería, biogenética e inteligencia artificial lograrán un progreso ilimitado a pesar de lo limitado de nuestro espacio y recursos.

A mi parecer, al libro le sobran datos y certezas pero le falta una comprensión profunda del periodo ilustrado. Al terminar su lectura, no puedo dejar de plantearme si el libro defiende el periodo ilustrado o, más bien, es una defensa cerrada del sistema imperante hoy en día.

Una aproximación muy diferente a la Ilustración es la de Marina Garcés en su Nueva Ilustración Radical. A la autora le interesa analizar la actitud Ilustrada. Destaca de los Ilustrados su creencia en que el ser humano puede mejorarse a sí mismo a través de la reflexión. Destaca también que la autonomía de pensamiento es esencial para poder someter cualquier saber y cualquier creencia a crítica. Y que precisamente esta crítica nos permite denunciar las relaciones entre el saber y el poder. Resulta paradójico, según Garcés, que aunque tengamos más acceso a la información sea cada vez más fácil neutralizar la crítica mediante una nueva “ideología solucionista”. 

En opinión de Marina Garcés, los Ilustrados lograron con su conocimiento de la naturaleza humana y su mente crítica e inquisitiva un cambio profundo del sistema. Y sugiere que, quizá, son estas mismas herramientas las que resultan imprescindibles para construir un nuevo sistema que permita hacer nuestra existencia más vivible.