lunes, 15 de abril de 2019

DOLOR, GLORIA....Y DECEPCIÓN





Hasta ahora me he considerado fan de Almodóvar, he visto casi todas sus películas, e incluso en las que no me han gustado, siempre he encontrado cosas que merecían la pena (exceptuando los amantes pasajeros que no hay por dónde cogerla).
Creo que sus películas  son una crónica de la España de los últimos cincuenta años, reflejada en espejos deformantes, como pasa con los esperpentos de Valle Inclán y nadie como él ha sabido retratar los distintos tipos de mujer, ni se ha atrevido a llevar a la pantalla temas hasta entonces tabúes.
Admiro su estilo gamberro, su frescura, su desparpajo, su atrevimiento, su habilidad para criticar desde el humor las normas morales establecidas, su facilidad para mezclar drama y comedia, su irreverencia... 


Cuando ha tocado temas autobiográficos o historias de hombres, como en la Mala Educación, me ha decepcionado y vuelve a pasarme con Dolor y Gloria (título por cierto bastante pretencioso).
Por más que lo intento, no logro entrar en la película, no me creo lo que está contando, me parece un cromo, una postal. La primera escena con las mujeres lavando en el río me recuerda a un spot publicitario o a un musical, demasiado bonita; demasiado perfecta la canción de a tu Vera, nada que ver con la emoción que provocaba Volver cantada por Estrella Morente en la película del mismo nombre. 


El protagonista y alter ego del director me parece falso e impostado, soy incapaz de empatizar con sus enfermedades y con sus neuras, es un personaje francamente desagradable y presuntuoso que Banderas interpreta de una forma plana, sin matices, intentado imitar de forma elegante, sobria y contenida los tics del “maestro”.
Lo mismo me pasa con Penélope Cruz, maquillada para no parecer maquillada y que no se desprende del aire de estrella de Hollywood por muchos mandiles y alpargatas que le pongan.
Los recuerdos de su niñez y los saltos en el tiempo no están hilados, siempre vemos al director serio y pagado de sí mismo como posando para la posteridad, sin permitirse ni una sonrisa.
Los escenarios, cueva incluida, no logran desprenderse del aire de decorados de revista a los que les falta vida.
La adicción a las drogas se trata de forma light, con frivolidad y ligereza, rozando el morbo, pero sin pasarse para no escandalizar , lo mismo pasa con el delicado tema del despertar de la sexualidad y de la homosexualidad infantil.
Da la impresión de que quiere seguir siendo el director alternativo, “maldito” y de culto de sus principios, pero moderándose y haciendo un producto “bonito” y políticamente correcto que no moleste a los espectadores  más convencionales y que arrase en taquilla.

¿Qué salvo de la película?:
El padre, al que solo vemos unos segundos, pero que es totalmente creíble, Nora Navas la ayudante y paciente cuidadora, Julieta Serrano haciendo uno de sus mejores papeles y logrando en sus diálogos con Banderas que este parezca cercano y humano, Asier Etxeandia que se come la pantalla cada que vez que sale y que para mí es el personaje más logrado y mejor dibujado. 


Hacer películas de este tipo en las que se tratan temas como la niñez, la memoria, las perdidas, la depresión, las crisis de madurez…, intentando reflejarlas con verdad, emoción y belleza, no debe ser nada fácil.
Al salir recuerdo algunas que me parecen mucho más logradas:

"Volver": en ella Almodóvar con una historia tremenda y un guion imposible, hace una película redonda, logra que me crea desde la primera a la última escena: el barrio, el pueblo, el plató de televisión…, todo está hilado, es una película coral de mujeres (la especialidad del director), en este caso de mujeres de distintas generaciones, con unas interpretaciones que te clavan en la butaca, incluida la de Penélope Cruz, con unos diálogos estupendos, con magia, con toques de humor, con feminismo y con crítica social.

“Cinema Paradiso”: me extraña que nadie haya comentado las semejanzas; aunque ahora me parece un poco sensiblera, es bonita, nostálgica y tierna; Giuseppe Tornatore hace un sentido homenaje al cine visto desde los ojos de un niño y la figura del director en crisis es solo el hilo conductor de la historia. 

“la Gran Belleza”: de Paolo Sorrentino, es una película hermosa y valiente, el admirable actor Toni Servillo, también interpreta a un artista en crisis, maduro, decadente, cínico, cruel, de vuelta de todo, pero de carne y hueso, que no tiene miedo a poner en la picota a la nobleza ni a la alta burguesía italiana, ni a los izquierdistas ni intelectuales de salón con los que se pierde en la noche romana.


“After”: de Alberto Rodríguez que tiene el valor de presentar sin tapujos el vacío, la degradación y la bajada a los infiernos de tres cuarentones ciegos de alcohol y drogas con escenas que sobrecogen. 


“Roma”: aquí también hay muchos parecidos: un director que recuerda su niñez, el uso del agua en muchas escenas, la importancia de los decorados interiores y de los escenarios exteriores, pero desde mi punto de vista, Alfonso Cuarón logra hacer una verdadera obra de arte, lo que sale en la pantalla es la vida misma, contada de forma natural, nada pedante, a la vez que nos enseña la historia y la sociedad mexicana de los años setenta.

El Almodóvar que refleja Dolor y Gloria, me parece de cartón piedra, se ha convertido en un icono, un personaje narcisista que no para de enseñarnos los libros tan interesantes que lee y los maravillosos y carísimos cuadros que tiene en su casa de diseño.


Sus películas, como otros acontecimientos artísticos y culturales en nuestro país, son desde hace unos años, fenómenos de masas, difundidos y ensalzados hasta la saciedad por los medios de comunicación, que nos bombardean catalogándolos  como la obra de arte del año o de la década, imprescindibles y transcendentales. 

Por el camino se han quedado: el barroquismo, la frescura, la irreverencia, su peculiar y gamberro sentido del humor y los ataques a la moral burguesa de muchas de sus anteriores películas. 


Probablemente he exagerado la crítica, como pasa siempre cuando algo te decepciona, menos mal que la escena final me recuerda que lo que he visto es solo una película y que a lo mejor en la próxima vuelvo a encontrar al Almodóvar que tanto me gustaba.


Isabel Sánchez

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